sábado, 21 de noviembre de 2009

La cuadratura del círculo


Después de muchos días esperando a recibir noticias de parte de la editorial, hoy me ha llegado un correo del Grupo AJEC sobre la publicación de "El secreto de los dioses olvidados". Ha sido un mensaje agridulce, que procedo a desgranar para informaros de las novedades.

Primero, el libro estará a la venta a partir del 23 de Noviembre. Eso sí, sólo a través de internet. En la página de Cyberdark, donde ya lleva tiempo anunciado como novedad de la editorial.

Segundo, la distribución a librerías queda pospuesta hasta Febrero, aproximadamente. Un problema va a impedir que se puedan encontrar los ejemplares "fisicos", aunque se podrá hacer una petición a la editorial (Grupo AJEC) por vía telefónica (creo que la información es accesible, pero por si acaso me enteraré).

Tercero, la semana que viene podré tener entre mis manos uno de los ejemplares. Ya puedo irle haciendo hueco y estudiando dónde quedará más lucido...

Total, que comienzo la andadura pero de una manera que se puede calificar como "coja". La época de lanzamiento prevista era muy buena, y éste problema con la editorial parece que lo va a echar por tierra. Un desastre que espero compensar con las críticas, que ojalá sean lo suficientemente buenas como para animar a la gente a hacerse con el libro.

Y menos mal que el 23 me parece una fecha muy buena. Es un número al que le tengo un aprecio personal. Ojalá sea una buena señal, después de todo.

viernes, 20 de noviembre de 2009

"La piel fría"


Es difícil catalogar la novela de Aberto Sanchez Piñol. Si uno lee la reseña que circula en la mayoría de entradas de internet, espera entrar en un mundo Lovecraftiano. Y aunque los seres marinos que anuncian son dignos herederos de los "profundos", sus similitudes acaban en lo físico. El terror o la angustia que pueden provocar en el lector tienen orígenes muy diferentes.



La novela comienza en un tono que entremezcla el terror al más puro estilo Lovecraft y la repulsa por lo primitivo de "El corazón de la oscuridad". Narrado siempre en primera persona en un momento indefinido de principios del siglo XX, el protagonista es un náufrago social que ha decidido exiliarse a una isla remota. Allí, convertido en un verdadero náufrago, deberá enfrentarse a una situación límite que le obligará a despojarse de su civilización.

En el reducido universo que compone la isla, nuestro narrador se ve arrastrado por una ola de violencia a la que es imposible sustraerse. Descubre enseguida la condición de "terreno en disputa" de ese minúsculo peñón y a las bestias involucradas en el conflicto. Dos bandos de dispares características, semejantes tan sólo en la voluntad de destruírse entre sí, e igualmente ajenos a la naturaleza del protagonista.

De un lado está Batis Caffó, el Kurtz de "La piel fría". El resultado de una prolongada guerra de supervivencia. El hombre deshumanizado cuya frialdad repugna al hombre civilizado, pero al cual necesita para continuar vivo. La sombra que se cierne sobre la cabeza del protagonista, amenazándole con un visión permanente de su destino.

Del otro lado están las criaturas marinas. Los monstruos que dominan la noche. La amenaza contínua en forma de bestias. La muerte que se abalanza contra los ocupantes del faro una y otra vez, inasequible la desaliento.

Esas dos fuerzas, Caffó y los "carasapo", provocan y mantienen en tensión la narración. Por medio del protagonista se nos hace tangible la incapacidad para entenderse con ellos. La falta de comunicación como motivo del conflicto. La batalla como un sinsentido en el que ninguno de los dos bandos parece tener más objetivo que la destrucción. Una guerra sin un origen claro y con ningún fin aparente.

Sin embargo, Sanchez Piñol añade un elemento que provoca dudas a cualquier lector: la "carasapo" huída de su sociedad y refugiada entre los humanos. Mediante esa criatura, en la que los hombres desahogan sus frustraciones, los monstruos pasan a quedar desprovistos de la malicia que se les ha supuesto. Presenciamos entonces lo que ocurre al sentirse reflejado en el otro. Cómo enturbia la concepción del enemigo. Incluso los abismos de las disparidades físicas se estrechan y las razones para matar al otro se ponen en duda. Así, cuando resultaría fácil para el lector posicionarse del lado de los humanos, se le obliga a dar un paso atrás. Se le hace partícipe de la lucha por racionalizar lo que ocurre y comprender a los demás, enmarcada en la relación visceral que se forma entre el protagonista, Caffó y la "carasapo".

La historia acaba cerrando un círculo que sólo se adivina mediada la narración. Después, aún flotan un montón de preguntas sobre lo que ha pasado. Pero quizá esa es la mejor forma de concebir las barreras de la incomprensión. Como seres que nos resultan ajenos, incluso siendo parecidos.

jueves, 19 de noviembre de 2009

"Destellos" Antologizados


Aunque la noticia tuvo lugar hace casi una semana, hoy es cuando decido comentarla. Mi participación en el concurso "Tierra de Leyendas" organizado por el foro de la página Sedice se ha cerrado con una 20ª posición entre 53 relatos. El concurso de Tierra de Leyendas posee un elemento muy particular. Los relatos deben ceñirse a dos temas que el autor puede escoger entre una lista propuesta por la organización (la lista se realiza mediante selección por los miembros del foro, pero esto no importa). Aparte de ésto, la votación es secreta y aleatoria por parte de los participantes y aquellos que deseen actuar de jurados.

El resultado final no es para tirar cohetes, desde luego. Durante un tiempo estuve a punto de quedar en el "Top Ten", pero las votaciones hicieron que fuera deslizándome colina abajo hasta conseguir agarrarme a ésta posición. Tampoco puedo quejarme demasiado, porque entre los primeros clasificados se encuentran algunos relatos realmente interesantes que aúnan originalidad y calidad como para que uno tenga que hacer una reverencia y abrirles paso. No todos (el orgullo del autor me impide ver diferencias notables de calidad entre mi obra y ciertos relatos mejor valorados), pero bastantes. Y, en cualquier caso, estoy entre los 37 primeros. Apto para ser publicado en una futura antología con los demás relatos de ésta edición.

Mi relato, "Destellos", es una narración de tintes cyberpunk. Ambientado en un Japón futurista en un futuro indeterminado, el reto era describir la desorientación de un personaje que despierta de pronto en medio del caos de un asesinato múltiple sin recordar qué ha ocurrido.

Lo gracioso (por decir algo) ha venido con los comentarios que he recibido a posteriori, una vez dado el fallo del concurso. Y digo gracioso porque soy alguien que tiende a buscar siempre un último giro argumental que descoloque al lector y le haga leer dos veces el párrafo en cuestión, para confirmar lo que le dicen sus ojos. Afición que me intenta quitar cierto amigo, calificando esos finales de "chim-pún" con la misma intención crítica que Salieri en la película "Amadeus". Pues justo las críticas al relato van en la dirección opuesta. Quienes lo han valorado poco dicen que era un final predecible (además de quien sencillamente no tiene aprecio al género ciber). Total, que cuando intento centrarme en la tensión psicológica del personaje y olvidarme de hacer un final que no sea más que la explicación de todo lo anterior, me dan capones.

Comentarios cítricos aparte, estoy contento con haber quedado entre los publicables. En el mundillo de los autores "por descubrir" es la mejor manera de irse dando a conocer. Y, en todo caso, el puesto final significa que les ha gustado a un poco más de la mitad de quienes tuvieron que valorarlo. Estamos en el camino...

martes, 17 de noviembre de 2009

Tertulia con D. Stoker


AVISO: Esta nota se escribe bajo la influencia de la "charla post-tertulia", en un bar cercano. Advertidos están.

El Martes 17 tuve la oportunidad de acudir a la sesión de firmas que se organizó con D. Stoker en Generación-X Madrid, junto a otros compañeros y aficionados a la literatura gótica. Advertidos de que no sería un evento multitudinario, fuimos preparados para aprovechar la oportunidad y ejercer de protagonistas en el previsible debate sobre la obra. Allí se presentó el escritor, acompañado por la editora (y a la postre traductora casi innecesaria), su esposa y su hija.

El Meollo: La novela escrita por D. Stoker (sobrino biznieto de Bram Stoker) y Ian Holt aventura el destino de los personajes protagonistas de la caza de Drácula, 25 años después del clásico. Entre las incorporaciones interesantes resalta el propio Bram Stoker, como amigo de los Harker y Van Helsing (un detalle que aparecía en el "Drácula" original, donde el autor decía estar relatando una historia por boca de personas de su círculo de amistad), además de añadir al elenco de villanos a Jack "el destripador", por si acaso con el príncipe de los no-muertos no fuera bastante para encoger el estómago de los protagonistas.

El Debate: Hay que reconocerle al sucesor de Stoker su deseo de agradar y hacer participar a los que acudieron al evento. Tenía muchas ganas de hablar sobre la obra, a la que ha dedicado 6 años de trabajo, y por suerte para los presentes lo hizo en un inglés muy asequible para todos. Entre las preguntas que eran de obligada aparición, un ¿Por qué? inmediato: según D. Stoker, Ian Holt es una persona muy convincente y el proyecto le resultó bastante atractivo desde un principio. Para respetar al máximo la obra original, se basaron en las notas de B. Stoker del único manuscrito superviviente y ciertas referencias que hizo en el Prefacio de una de las ediciones del libro. Según el autor, el final escogido por su tío bisabuelo (modificado respecto a la versión original, en la que Drácula y su castillo eran engullidos por la tierra) daba pie a que el príncipe valaco siguiera vivo y esperando tomarse revancha. Igualmente, han recurrido a la ayuda de un asesor histórico para dotar de la mayor verosimilitud a todo el ambiente en el que se desarrolla la historia. Querían que el Londres de la novela sea tan real como el que conocía y plasmó B. Stoker. También confesó su querencia por Bela Lugosi, al pedirle que se decidiera por un estereotipo de Drácula.
Además, nos reveló que se está estudiando la posibilidad de una adaptación al cine. Sin embargo, no quería hacerlo a toda costa y esperaba poder retener el control para que se respetase al máximo lo expuesto en el libro.

Mis Preguntas: Como ya he dicho, la firma de ejemplares incluía la oportunidad de participar en un debate abierto con el autor. Y una vez caldeado el ambiente por mis compañeros, me envalentoné y he logrado formular un par de preguntas.
Imprescindible cotilleo... ¿No sentía miedo por el severo examen que iban a llevar a cabo los críticos sobre su obra, por el mero hecho de ser descendiente de B. Stoker? La respuesta es que sintió una gran responsabilidad. Por eso se ha esforzado tanto en que la obra respete el original (aunque se permitió bromear sobre ello, ya que los derechos no están en posesión de la familia). También nos comentó que ha recibido una mayoría de comentarios positivos, y que sólo unos pocos le han acusado de ser un oportunista intentando ganar dinero a costa de su apellido.
Una pregunta de escritor... Después de seis años empleados en la escritura de la obra, ¿hubo algún pasaje que se resistiera a eliminar cuando empezó la reelaboración bajo la tutela de la editorial? Un sí rotundo. Nos comentó que estaba relacionado con el personaje de su ancestro. Bram Stoker ha sido reflejado de la forma más historicamente verídica que una obra así permite, evitando caer en representaciones demasiado idealizadas. Un pasaje que a los editores les pareció que no aportaba gran cosa, se ha quedado porque el Joven Stoker deseaba conservarlo.

Y hasta ahí dieron de sí los sesenta minutos del evento. Después, charla delante de unas cañitas para compartir opiniones y sensaciones, que en general habían sido buenas.

lunes, 16 de noviembre de 2009

30.000 Palabras


Aunque soy de los que comparten la superstición de que es mejor no hablar de los proyectos inacabados para no gafarlos, voy a cruzar los dedos y hacer un artículo sobre el manuscrito que tengo entre manos.

Hasta ahora, el texto ha crecido hasta las 30.000 palabras. Teniendo en cuenta que me propongo alcanzar una longitud similar a la de "El secreto de los dioses olvidados", la cual llegó a las 100.000, está claro que aún no he hecho más que recorrer el principio del camino. Ahora mismo tampoco estoy añadiendo demasiado material nuevo porque, en realidad, estoy reelaborando los pasajes que conservo del "núcleo básico original". Se trata de relatos preescritos que compartían una línea argumental (lo cual no ocurrió con el "núcleo" de "El secreto de los dioses olvidados", por cierto) y que aún debo adaptar a la ambientación definitiva de la trama de la novela. Eso supone que cada día escribo tres o cuatro páginas, pero sólo avanzo una o dos hacia el objetivo que tengo marcado. La intención es disponer de un manuscrito con todo el texto reelaborado para fin de mes. Y dedicarme a partir de entonces a conseguir el manuscrito definitivo (a ser posible, antes de fin de año).

Al considerar el planning en términos de números, 70.000 palabras para dentro de mes y medio, la sensación es casi abrumadora. Supone alrededor de 2.000 palabras diarias (unas 6 páginas). Claro que, si lees a otros decir que han sacado adelante 60 páginas en un fin de semana, la angustia suena irrisoria. También es cierto que el manuscrito de "El secreto de los dioses olvidados" no me tomó más de cuatro meses, puesto que le dedico mucho más tiempo a documentarme, preparar la sinopsis y darle forma a los personajes y los elementos de fantasía de la historia. En éste caso, la idea de la novela empezó a rondarme en Julio y no me he centrado en la escritura hasta Octubre. Debería jugar a mi favor el disponer de una sinopsis tan exhaustiva como soy capaz, que me permite recordar qué quiero que ocurra en cada capitulo, describiendo el "meollo" básico de cada escena. Eso me permite redactar de forma no lineal, por una parte, y me da unas pautas generales muy útiles al enfrentarme al texto.

Por otro lado, no quiero dar la impresión de que me preocupa más rellenar X número de páginas que el propio contenido de las mismas. Opino que la longitud de un texto depende siempre de lo que quieres contar y de lo que es imprescindible para que la narración no se quede "coja". Por encima de ese punto, considero que se empieza a transitar por el peligroso mundo de los excesos retóricos y las descripciones innecesarias. De hecho, cuando leo obras de 500 o más páginas me admira que alguien sea capaz de prolongar un argumento durante tanto espacio.

Lo cual me lleva a otro detalle importante concerniente a este proyecto. Se trata de una novela que nace con la pretensión de dar pie a una saga. Por una parte no estaba convencido de que debiera hacerlo. Veo a mucha gente en los foros de escritores, emocionados con sus propios planes para publicar epopeyas monumentales. Y me parece (con perdón) que se están dejando llevar por el razonamiento de que la fantasía (sobre todo la fantasía) sólo se vende si imita el modelo "Tolkieniano". No voy a renegar de ellas, porque algunas de esas sagas están entre mis lecturas favoritas. Sin embargo, no creo que sean imprescindibles 5.000 páginas para escribir buena fantasía o ciencia-ficción (aunque una serie con éxito sea como maná caído del cielo para cualquier editorial).

¿Por qué, entonces, me embarco en un proyecto que va contra algunas de mis "creencias literarias"? Pues, en primer lugar, porque los personajes y el mundo de los que estoy hablando me sugieren una aventura épica de gran tamaño. Después, supone la manera de escribir esa historia extensa sin obligarme a manejar un manuscrito muy voluminoso. Y por último, me lo he tomado como un reto. La forma de explorar el desarrollo de unos personajes y enfrentarme a una aventura que puede tomarme varios años en el futuro para verla completada.

Pero, de momento, no es más que un sueño perfilado en 30.000 palabras. Aún hay que acabar el primer episodio de la serie y "dárselo a probar" a lectores críticos, para que ellos decidan si realmente les gustaría seguir asomándose a ese mundo que les propongo. y dudo que ese primer paso acabe antes del verano del 2010.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Firma de D. Stoker en Madrid


Este próximo martes 17 de noviembre, a partir de las 19:30, Dacre Stoker, autor de Drácula, el no muerto, firmará ejemplares de su obra en Generación-x (c/ Puebla, 15. Madrid).

Si queréis conseguir la firma de un descendiente directo del creador de Drácula, ya sabéis dónde y cuándo.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Influencias I: El Anti-Héroe


Cuelgo hoy el primer artículo que quiero dedicarle a los autores, libros y/o personajes que más me han impresionado a lo largo del tiempo. Como ya anuncia el título, aquellas influencias, más o menos evidentes, que pueden rastrearse en lo que escribo.

Supongo que lo mejor es comenzar por algo genérico. Y en ese caso, la principal fuente de ideas e inspiración ha sido siempre la literatura de aventuras. En ese campo Julio Verne y Emilio Salgari fueron mis "padrinos". La aparición en casa de unas novelas de "Historias Selección" (regaladas por mi abuela) me llevaron a conocer a Phineas Fogg, al Capitán Nemo, Miguel Strogoff, el Corsario Negro, Sandokán y toda una retahíla de personajes, de la mano de los cuales me zambullí en un mundo donde la sorpresa quedaba a la vuelta de una página. Con el paso de los años llegó la adolescencia y entonces serían Asimov y las Crónicas de la Dragonlance quienes me descubrirían los géneros de la Ciencia-Ficción y la literatura Épica. Los héroes del XIX pasaban al banquillo y dieron el relevo a viajeros interplanetarios, androides, bárbaros o caballeros de brillante armadura.

Con semejante bagaje, resulta sencillo imaginar lo complicado que es ponerme a escribir sin empezar a pensar en máquinas fantásicas, duelos a muerte, explosiones en el vacío, objetos mágicos con poderes inimaginables y, sobre todo, en personajes que cumplan con el papel del antihéroe. Desde que acompañé en sus andanzas al Corsario Negro me he sentido fascinado por esos héroes perseguidos y atormentados. Supongo que el valor de una hazaña se multiplica cuando la persona que la lleva a cabo no tiene elección y, además, se produce un rechazo que lo convierte en proscrito. Un sentimiento de admiración que va acompañado de afinidad cuando el lector, como era el caso, se siente desplazado también.

Los héroes más oscuros e implacables fueron al principio un espejo mágico en el que proyectar las ilusiones de escapar a la mediocridad. Personajes que, bordeando el filo de lo que la justicia considera legal, se aliaban con el instinto de rebeldía social de cualquier adolescente. Después, al madurar, la riqueza argumental y el juego con los clarooscuros de la personalidad siguieron atrayéndome por encima de los caballeros de intachable moral.

Desde mi punto de vista, el protagonista de "El juego de Ender" es quien compendia a esta tipología literaria. Durante el relato no sólo asistimos al doloroso proceso que lo convertirá en el héroe que no pretende ser, si no que estamos al tanto de las maquinaciones urdidas para moldearle mediante la exposición a situaciones extremas. El resultado es un héroe tan oscuro, que el proceso lógico fue presentarlo en la secuela como un personaje transformado en villano por la opinión de la sociedad.

Por tanto, que a nadie le extrañe encontrar entre los protagonistas de mis relatos a personajes marrulleros, implacables, con problemas para integrarse o directamente criminales. Es que me gustan los héroes con defectos.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Redescubrirse


Parece mentira que uno necesite de toda una vida para darse cuenta de ciertas cosas. En mi caso, manejando las previsiones más optimistas de esperanza de vida, se podría decir que sólo he necesitado de la mitad de tiempo (algo menos si fuese una mujer). Y aún así, metido ya en la treintena, no deja de causar asombro el encontrarte frente a este tipo de "revelaciones".

¿A qué viene esto? Al hecho de que, teniendo una novela a las puertas de la distribución y varias colaboraciones en medios digitales e impresos, me sorprenda el llegar a la siguiente conclusión: yo disfruto creando historias.

No, no dejéis de leer el artículo todavía. No es que sea tan "cortito" como esa frase anterior podría dar a entender. Lo que ocurre, y lo saben quienes me conocen, es que yo, con papel y un bolígrafo en la mano, es más probable que acabe garabateando dibujos a que escriba algo. Mi forma de expresión narrativa durante treinta años ha sido el idioma gráfico. Muy especialmente, el cómic. Si comparase el número de páginas escritas con el de dibujos que conservo (incluídos los "tebeos caseros"), la diferencia debe de ser mínima. Y en ambos casos suman centenares.



La reflexión tiene implicaciones curiosas. Esos cómics dibujados a mano sobre cuartillas, vistos en perspectiva, fueron la manera de contar historias que no habría sabido plasmar sólo con palabras. Incluso, el argumento y la trama eran bastante más complejos de lo que cabría esperar. En los momentos de mayor "euforia creativa" el proceso alcanzó a incluir story-boards completos, siguiendo un guión preestablecido. Pero cuando tú eres el único público que puedes esperar, la constancia se diluye a lo largo de los meses. Y las notas para futuras nuevas tramas y giros argumentales se quedaron ahí.

¿Qué me ha quedado de mi pasión por el dibujo y la narración gráfica? Un lenguaje bastante visual, afición a incluir espectaculares escenas de acción descritas al detalle y un problema derivado de esa tendencia a procesar la trama bajo el prisma de imágenes: suelo echar de menos un vocabulario que se exprese a través de los demás sentidos. El olfato o el oído son los grandes damnificados de esa "estrechez sensorial" en mi forma de expresarme. Aunque procuro evitarlo, de verdad...



Quede claro que tampoco reniego de mi etapa de "dibujante/guionista". No sólo me sigue fascinando la idea de manejar los destinos de esos dioses olímpicos vestidos con mallas, si no que pocas cosas me harían más ilusión que la oportunidad de crear una gran aventura para un cómic. Es ahora cuando admiro a Cho, Byrne o Windsor-Smith, pero desearía ser Alan Moore y que ellos dibujasen mis historias.

Y mientras llega mi oportunidad de probar suerte en el cómic, continuaré luchando con mi nuevo proyecto novelesco y con el impulso irrefrenable de rellenar el papel con dibujos en lugar de con palabras.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Introspección


Ayer me dieron una gran alegría cuando el foro Abretelibro! anunció los ganadores del I Concurso de relatos inspirados en novela negra. La obra que presenté, "Sin huella", había sido una de las tres finalistas del jurado (para ser más exactos, quedó en tercer lugar).

El resultado me sorprendió, para qué voy a negarlo. A pesar de describir en primera persona las andanzas de un personaje que resulta ser un antihéroe, de incluir un crimen en la historia y de comentar otro, no se trataba de un relato que se ajustase al género de forma estricta. En su origen sí, puesto que nació como el guión de un cómic amateur en mi época universitaria. Con una enorme influencia "tarantinesca", debía narrar los avatares de un "torpedo" cuya actuación resultaba en un fiasco poco profesional. Sin embargo, ese relato nunca acabó de convencerme. Ya había pasado por varias reescrituras, cuando mi tendencia hacia la ciencia-ficción y lo sobrenatural me propuso la solución: un giro argumental con "homenajes" a la serie Z de los años cincuenta. Así cobró forma una curiosa mezcla de géneros, con la que participé aún siendo consciente de los riesgos. Pero, visto lo visto, era una buena apuesta.

Esa afición a entremezclar lo sobrenatural y/o detalles de tecnología futurista se ha convertido en un sello personal. De todos los relatos que he escrito, dudo que lleguen a cinco los que transcurren en el "mundo real". Espectros, alienígenas, implantes cibernéticos, monstruos de laboratorio, seres mitológicos... Todos ellos pueblan en mayor o menor medida los centenares de páginas escritos en mi vida. Un hecho que, a mí, me obligó a un acto de reflexión. ¿Puedo explicar la razón por la que escribo así?

No es algo fácil de contestar, y aún así he formulado una respuesta que me resulta válida: escribo sobre los mundos que no habitaré y los héroes que no podré ser. Y creo que no me equivoco al echarle la culpa a los cómics de superhéroes y al cine. Hasta mi conversión en aficionado al Universo Marvel, las grandes ficciones pertenecían a futuros lejanos: las naves espaciales, las armas láser, los robots... eran cosas que sólo encontraba en obras donde imaginaban el devenir de la humanidad varios siglos más allá de nuestra era. Con el mundo de los superhéroes me adentré en la idea de las "realidades alternativas": Spiderman, los X-Men, el Capitán América... vivían en un mundo que no era el nuestro, pero se le parecía mucho (incluso compartían hechos históricos contemporáneos). Las fronteras entre su universo y mi realidad de adolescente estaban ocultas en los márgenes de sus páginas, poco más. Si a eso se unen dos de las películas de acción que más me han marcado, Terminator y Depredador, cualquiera se puede hacer una idea de lo unido que está a mi imaginación el concepto de una realidad en la que los sucesos extraordinarios son perfectamente posibles. Un recurso cuyo mejor exponente literario lo encontré en H.P. Lovecraft (a través de los juegos de rol).

Esa conjunción es la que me empuja a crear mundos normales en apariencia, pero capaces de sorprender al lector. En cualquier momento brota algo inesperado que escapa a la realidad. Pero no puedo evitarlo. Supongo que es mi manera de interpretar lo romántico y lo gótico... Además de una forma de exorcizar el miedo atávico que produce "lo que vive en la oscuridad".

domingo, 1 de noviembre de 2009

Declaración de principios


Vaya por delante que soy una persona muy poco dada a hablar sobre sí mismo. Me siento orgulloso de mis logros, como todo hijo de vecino, y disfruto compartiéndolos con quienes me rodean. Pero el blog es un medio que me infunde un enorme respeto. Uno es bastante introvertido, aunque haya quien pueda dudarlo, y relaciono la escritura de ideas personales con la sensación de exponerse desnudo ante los demás. No puedo evitarlo...

Con ese principio aclarado, también quiero añadir que era inevitable (así lo veo yo) la aparición de éste blog. Desde que empecé a tomarme en serio la tarea de escribir. Ahora, con una novela a punto de ponerse a la venta, otra en proceso, más y más relatos escritos, y con ganas de postear las reseñas que voy haciendo de mi club de lectura, tenía que dejar de posponer el momento.



Hace más de veinte años que escribí mi primera novela (antes de eso había garabateado muchísimos cuadernos con tebeos artesanales e incluso con ficticias crónicas deportivas), mecanografiada "a dos dedos", sin ningún argumento previo y nada más que ganas de contar una historia de aventuras. Desde entonces he acumulado cientos de páginas escritas, ideas inacabadas, proyectos que esperan que les preste atención en el futuro, y bastantes cuentos pendientes de enfrentarse al mundo. Reconozco que mi propia tendencia a la dispersión, motivada por ese impulso de querer hacer muchas cosas a la vez, sigue siendo uno de los principales obstáculos a la hora de progresar. Sin embargo, también me precio de aprender deprisa y creo que la calidad de lo que escribo ha crecido al asimilar el proceso de reescritura.

Con la emoción de publicar por primera vez, "El secreto de los dioses olvidados" es ahora mismo lo que centra mis pensamientos. Aún así, no quiero que ese sea el único tema del blog. Para eso está la página que le he dedicado. Eso sí, advierto que aquí es posible que se dupliquen los artículos publicados en los otros blogs que manejo. Siempre y cuando estén relacionados con la literatura o mis proyectos literarios, claro...

A partir de ahora, todo comienza. Párrafos perturbados comienza ya.