sábado, 31 de diciembre de 2011

"Matadero Cinco" de Kurt Vonnegut

(Reseña previamente publicada en Melibro)

En Febrero de 1945 Kurt Vonnegut era prisionero de guerra del ejército alemán y, como tal, había sido enviado a realizar “trabajos forzados” a la ciudad de Dresde. Y allí, encerrado en un sótano, fue uno de los afortunados que sobrevivió a los dos días de bombardeos que arrasaron la “Florencia del Elba”.

“Matadero Cinco” se publicó en 1969, pero el cuasi-cómico capítulo que da inicio a la novela, a lo largo del cual Vonnegut bromea sobre todo el tiempo que la obra fue “un libro en proyecto”, puede tomarse como referencia de cuánto le influyó el Bombardeo de Dresde en su vida y la necesidad que tuvo de hablar sobre ello. Además, y esto es una apreciación personal, estoy seguro de que realmente le supuso un gran desafío a nivel de técnica literaria desarrollar la estructura de la novela.

La novela cuenta la historia de Billy Pilgrim. Y su historia es una confesión. Un monólogo reescrito por el autor para relatar de forma intimista la vida del personaje, mediatizado por la peculiar forma en que percibe el transcurrir del tiempo. Y es que Billy Pilgrim descubre que su mente es capaz de desplazarse en el tiempo y el espacio hacia las versiones más viejas o jóvenes de él mismo. Así que, en cualquier momento, abandona su cuerpo y “revive” (o “previve”) algún evento de su vida. Por si esto fuera poco para hacer su existencia compleja, también será abducido por la raza extraterrestre de los Tralfamadorianos. De los cuales aprenderá que su talento no es único, y a aceptar tanto la inmutabilidad del devenir como la perpetua existencia de todos a través de la percepción en cuatro dimensiones. Este aspecto de la narración resulta un tanto contradictorio. Los Tralfamadorianos conocen las causas del fin del mundo, pero consideran que tal hecho es inevitable desde su perspectiva cuatridimensional en la que toda la línea temporal de la existencia ya está escrita (lo cual lleva a la negación del libre albedrío). Pero, al tiempo, esa capacidad para ubicarse en un momento escogido de la línea temporal tiene un componente optimista al hacer que no consideren la muerte como algo definitivo. Para ellos, cualquier ser sigue vivo aún “después” de su muerte.

Narrada en un formato “tradicional”, la vida de Billy Pilgrim es la de un soldado que sobrevivió a un bombardeo de proporciones bíblicas, volvió a su país para hacer fortuna y dedicó los últimos años de vida a compartir con los demás las enseñanzas que le transmitieron sus captores alienígenas. Un argumento casi vanal, pero que resulta deslumbrante al desarrollarlo mediante esta percepción pluritemporal del protagonista. Buscando una analogía que ayude a comprender este fenómeno, no veo otra mejor ni más próxima que el Dr. Manhattan de Watchmen. Los lectores del cómic sabrán visualizar claramente esa existencia simultánea en cada instante de la vida.

Gracias a esta estructura cambiante, comprendemos mejor a Billy Pilgrim. Detalles del pasado aclaran reacciones del futuro. Anuncios sobre el porvenir nos hacen preguntarnos cómo ocurrirá tal cosa. Y, por encima de todo, cruce por el que han de transcurrir todos esos caminos, la experiencia vivida en la Segunda Guerra Mundial. Esa sinrazón que tanto le marcó y contra la cual dispone una imponente imagen poética: el bombardeo como una película vista hacia atrás, en que los aviones convierten un terreno devastado en casas y ciudades a medida que atraen las bombas hacia sí y las devuelven a sus bodegas. En contraposición con los fragmentos que recuperan esos trágicos momentos, el resto de la vida del protagonista (aún teñida de tristeza y melancolía) resulta casi balsámica. Y es que la parte dedicada a la abducción tiene visos de humor absurdo, así como el tiempo dedicado a recuperarse de un accidente.

Catalogar la obra como ficción (o ciencia-ficción) deja un amplio espectro de detalles por abarcar. ¿Apología antibelicista con elementos fantásticos? Probablemente sea más acertada. Igual cabe señalar que la polémica en torno al Bombardeo de Dresde (la cantidad de bajas civiles, la destrucción de su centro histórico, la necesidad del mismo bombardeo) ha ido unida a esta novela hasta el punto de intentar aplicarle la censura en USA. En cualquier caso, tanto por sus contenidos como por la admirable complicación técnica de su estructura, una obra que añadir a la lista de lectura de cualquiera.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Corta (y distinta) colaboración para Melibro

Recientemente me he visto envuelto en una tarea que era nueva para mí: ejercer de "seleccionador" para un concurso de cuentos. Ha sido para Melibro, en ocasión de su II Concurso de microrelatos. En principio me sorprendió que Melibro me consultara mi disponibilidad para ejercer tal función, pero al ser el microrelato un género que no practico con asiduidad (ni suficiente tino), acabé aceptando a sabiendas de que no iba a enviar ninguna obra. Lo cierto es que mi experiencia al respecto no alcanza más que a las votaciones en algunos concursos en foros, donde uno acaba participando y de paso se te obliga (de forma más o menos directa) a ejercer de jurado sobre los demás relatos. Lo cual, no pocas veces, te acaba provocando nerviosismo al ir haciendo cábalas sobre si tal o cual obra les parecerá a los demás tan buena (o mala) como a ti. Sin embargo, en este caso no andaba por medio esa sensación de "necesaria comparación". Así que me centré exclusivamente en releer varias veces las obras que me tocaron en suerte, intentando aplicarles los mismos parámetros de selección. Para empezar, confieso que dejé a un lado los relatos en los que encontré faltas ortográficas o excesivas aliteraciones. Son dos elementos que intento purgar por completo de mis obras, así que personalmente los odio. Por suerte no hubo más que un par de casos que sufrieran mi ira, así que seguí buscando méritos en los relatos "salvados". Y aquí la tarea del seleccionador se tornó más peliaguda, puesto que no tenía ningún favorito. Habría esperado alguna de esas historias intimistas que te tocan la fibra de principio a fin con palabras cuidadosamente escogidas, pero no ocurrió tal cosa. Tuve aullidos de protesta, esperanzas por florecer, infieles acorralados, declaraciones de amor, parodias futuristas... y la terrible angustia de no poder decantarme por ninguno. Así que, finalmente, me puse a dar vueltas en torno a las ideas que me presentaban, buscando las que unieran originalidad con mejor técnica. Razonamiento perogrullesco, lo sé, pero cuando la temática es libre se queda uno muy pronto sin "elementos de corte". Después de un buen rato de debate interno envié mis tres elegidos a manos del jurado final, al que deseo buen tino en su juicio. Y me permito devolverles la tensión a los participantes, cuyas uñas supongo que deberán sufrir hasta que se declare el ganador en Enero.

jueves, 15 de diciembre de 2011

“El Lunes Empieza el Sábado” de Arkadi y Boris Strugatski

(Reseña previamente publicada en Melibro)

A excepción de la “Guía del Autoestopista Galáctico”, no puedo recordar muchas más obras que aborden la ciencia-ficción desde el punto de vista del humor. O, mejor dicho, tan sólo conocía una novela paródica de ciencia-ficción hasta que llegó a mis manos “El Lunes Empieza el Sábado” (a menos que alguien quiera considerar “Sin Noticias de Gurb” dentro del género).

El hecho es que la novela de los hermanos Strugatski atesora varios factores para resultar, cuando menos, interesante. Para empezar, está escrita en la “época dorada” de la ciencia-ficción (1965), así que se puede catalogar como un clásico. Después, es ciencia-ficción rusa (soviética, para ser históricamente exactos), de la cual, personalmente, yo no conocía ningún ejemplo. Y, para terminar, se escribió en el “lado oscuro” del Telón de Acero. Lo cual supone que debió franquear varios filtros de censura antes de salir a la luz.


¿Cuál es la historia que nos cuenta? Pues, ni más ni menos, que el descubrimiento por parte de Alexander Privalov de la peculiar institución ubicada en el remoto pueblo de Solovets. Privalov es programador y, tras toparse con dos peculiares sujetos en medio de una carretera intransitable, acepta la oferta (casi una súplica) que le hacen para que trabaje con ellos. Lo que no puede sospechar es que ha aceptado incorporarse a una institución dedicada a la magia.

Aquí es importante hacer un inciso sobre dos elementos relevantes de la novela. Primero, para los que se pregunten qué pinta la magia en una obra de ciencia-ficción, señalar que estos poderes se describen en la novela en términos de una “ciencia inexplicable para profanos”. Y, en segundo lugar, señalar que la obra está cuajada de referencias a la mitología eslava (varias de las cuales resultarán, como en mi caso, desconocidas).

El hecho es que, poco a poco, Privalov va sumergiéndose en el caótico universo de Solovets. Conocerá a Baba-Yaga, a un remedo amnésico del gato de Cheshire, a Merlín, a Briareo y la Hidra de Lerna, a vampiros, inquisidores y toda una lista de seres mágicos, cuyos perfiles son desnudados en pos del humor. Aunque, personalmente, la sospecha de estar pasando junto a referencias jocosas sin percibirme de ellas se me ha hecho patente en varias partes del libro. No sólo por mi somero conocimiento de los seres fantásticos de Rusia, si no a mi absoluta ignorancia en lo referente a instituciones soviéticas y personajes de este momento histórico, a excepción de sus políticos más renombrados. Los cuales, de forma más o menos velada, me temo que también son motivo de la pluma de los Strugatski (que, por otra parte, le dedican un episodio a una más que posible crítica del sistema capitalista).

En el otro lado de la balanza, ponerle un pero al lastre narrativo de lo que, a mi parecer, es una falta de nexos entre los capítulos. La estructura se podría comparar con episodios de una “comedia de situación” ambientados en esta disparatada academia, cuyo orden no importa demasiado en la trama. Lo cual redunda en fomentar esa apariencia de que la novela es una excusa para exponer estos “sketchs”. Sólo el misterio en torno a uno de los personajes, y la curiosidad por saber cómo van a terminar los experimentos de otros, hacen las veces de “hilo narrativo” para guiar al lector. Pero que esto no lleve a error. No pretendo minusvalorar la novela. Es más, la (en mi opinión, innecesaria) referencia a Harry Potter de su contraportada, no le hace justicia. Si la Academia de Solovets conserva espectros entre sus muros es porque forman parte de su inventario y la dirección no está dispuesta a desprenderse de ninguno de sus “equipamientos”, el museo de objetos sobrenaturales viaja en una casa con patas de gallina y los profesores prefieren dejar un clon suyo en medio de una fiesta a abandonar el último experimento que tienen entre manos. Una curiosa lectura que abordar entre obras más “sesudas”.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Cervezas y Libros (Diciembre)

Una vez más, reseño la actividad programada por "Cervezas y Libros", por si se anima alguien a acudir. En esta ocasión, dedicarán el encuentro a los espacios virtuales en el que nos reunimos los aficionados de la literatura. Y como contarán entre los invitados con la administradora de Abrete libro, acudiré aunque sólo sea por apoyar en calidad de "socio".

Los otros invitados son uno de los colaboradores de Anika entre libros, y el administrador de El Placer de la Lectura. Por supuesto, creo que la charla puede ser bastante interesante. Habrá que ver qué se dice sobre la actual corriente de apostar por internet como medio para la promoción, además del papel de los foros sobre lugares en los que "foguearse". La fecha, el 13 de Diciembre. Como siempre, el punto de reunión es "El Caldito", a partir de las 19:00. Añado link al resumen y comentarios en HisLibris, la página "madre" de esta iniciativa.