miércoles, 27 de mayo de 2015

El Origen de los "Cuentos Cuánticos"... y una sorpresa

A aquellos que ya se han hecho con un ejemplar de Ni colorín, ni colorado el título de este artículo puede que les resulte familiar, ya que viene del nombre que escogí para la segunda mitad del libro: Reflejos del espejo cuántico. Y, mientras que el título de la portada ha sufrido varios cambios y mutaciones a lo largo de los años que ha estado pendiente de publicarse, el de esta sección lo tuve claro desde un principio. No creo que hubiera una manera mejor de describir la naturaleza de esos relatos, que pensar en cada uno de sus personajes delante de un espejo en el que se vieran a sí mismos tal y como serían en otro universo.

En un alarde de arrogancia, me atreveré incluso a decir que me siento especialmente orgulloso de esa sección por lo que aporta de originalidad. Supongo que después de publicar este artículo aparecerá alguien para desmentirme y hacer referencia a tal o cual obra que se me adelantó en el tiempo, pero ahora mismo no conozco ningún ejemplo de juego literario como el que he hecho. Al menos, no en libros. Aunque en los últimos años se han hecho populares las versiones "actualizadas" de cuentos clásicos, adaptándolos al mundo contemporáneo o reinterpretando sus elementos, creo que esta es la primera vez que alguien "trasplanta" las tramas a géneros literarios adultos. De hecho, los únicos casos que alcanzo a recordar están basados en novelas y consistieron en adaptaciones para el público infantil dentro de una ambientación futurista: El planeta del tesoro, Sherlock Holmes en el siglo XXII, y Ulysses 31 (una de las series que marcó mi niñez).

Hay una breve explicación al origen de mis "cuentos cuánticos" en la introducción de Ni colorín, ni colorado. Pero como no quería extenderme demasiado (por temor a hacerme pesado), me limité a lo más básico: cómo, mientras me planteaba la forma de escribir un "epílogo" a Caperucita Roja, acabé decidiendo que iba a reinterpretarla al estilo de las Crónicas Marcianas de Ray Bradbury. Sin embargo, me dejé en el tintero las anécdotas referentes al resto de historias que fueron uniéndose después. Por ejemplo, El soldadito de plomo y El libro de la selva se colaron dentro de sendos relatos previos que nunca había conseguido rematar; consiguiendo dotar de vida a una historia de detectives hard-boiled y a un relato de horror sobrenatural que, hasta entonces, no eran más que buenos ejercicios de estilo y de pronto ganaron en fuerza e intensidad.

Otras versiones estuvieron mejor definidas desde un principio: tenía muy claro que La sirenita era material para un homenaje lovecraftiano, mientras que la transformación de La cenicienta me evocaba (no sé por qué) imágenes de ciborgs y, tras ver el remake de Juez Dredd pude visualizar a la perfección la clase de universo en que iba a vivir. Y en esa dinámica de homenajes al cine, la reinvención de Blancanieves debe confesar que se construyó en torno a cierta escena muy representativa de El silencio de los corderos.

El último relato en añadirse a la lista fue el más complicado de escribir: la historia de Rapunzel. Tras mucho pensar se me ocurrió que la trama encajaba a la perfección en una novela de espías de la Guerra Fría, pero me costó mucho hacer que las piezas encajaran. Y sobre todo me encontré con el problema de introducir las pistas necesarias para reconocer el cuento, ya que había eliminado la más obvia: la larga melena. Sé que el resultado ha dejado confusos a algunos lectores, pero considero que parte de la gracia del libro está también en identificar a los personajes ocultos en sus páginas...

Eso es todo lo que puedo contar sin peligro de estropear la lectura. Pero ahora viene la gran sorpresa. Y es que he decidido sortear un ejemplar de Ni colorín, ni colorado, con un premio adicional (que prefiero mantener en secreto de momento). Pero eso sí, para conseguirlo habrá que hacer trabajar un poco la imaginación.

BASES DEL CONCURSO-SORTEO "MI CUENTO CUÁNTICO"

- Para ganar un ejemplar de Ni colorín, ni colorado, cada concursante deberá inventar una versión de un cuento clásico "adaptada" a otro género literario (por ejemplo, Caperucita Roja como una historia de ciencia-ficción). La única limitación que se impone es que se eviten los géneros de novela romántica o erótica.

- Cada persona puede participar con un Cuento Cuántico solamente.

- Para entrar en el sorteo habrá que escribir una descripción somera de la versión del relato en mi muro de Facebook. Cuantos más detalles y originalidad, mejor. El texto de la descripción deberá comenzar por "Rafael González, mi cuento cuántico sería...." (por ejemplo, Rafael González, mi cuento cuántico sería Los 3 cerditos, contado como si fuera un thriller legal...)

- La fecha tope para participar será el 20 de Junio de 2015, y el ganador se elegirá entre los tres cuentos cuánticos que hayan acumulado más "Likes" antes del 1 de Julio de 2015.

Así que, ya sabéis... si os apetece tener un ejemplar "especial" de Ni colorín, ni colorado, esta es vuestra oportunidad.


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