jueves, 16 de julio de 2015

Reflexiones y consideraciones veraniegas

Ahora que ya hemos consumido la mitad de este 2015, y Ni colorín, ni colorado lleva unos meses de singladura en libertad, he pensado que sería una buena ocasión para repasar lo que ha dado de sí el año hasta este momento.

Para empezar, reconozco que mi nivel de participación en recopilaciones de relatos está flojeando bastante. Después de la publicación de Ácronos 3 y The best of Spanish Steampunk, el próximo libro en el que se me podrá leer será Mil palabras: Terror, una obra que ha sufrido multitud de visicitudes antes de ponerse a la venta, y que finaliza con mi lista de libros "pendientes de publicarse". De todos modos, aún confío en estar en la lista de seleccionados para Alambre de letras 2 y, si no se me atragantan los plazos de entrega, hay cuatro convocatorias relacionadas con el terror y el steampunk en las que espero acabar tomando parte también (aunque dudo que todas se publiquen en este año y poder conservar así la progresión que comencé en 2013).

Por otro lado, la promoción de Ni colorín, ni colorado continúa ocupando buena parte de mi tiempo. Y aunque de momento sólo se han publicado cinco críticas (El escritorio del buho, Learning true, Libros prohibidos, Los cuentos de vaho, y Ana Katzen), espero que las reseñas pendientes vayan llegando con el final de las vacaciones de verano (acompañadas de alguna entrevista en radio) y para el otoño saber qué opinión se ha ganado de los críticos. A ese respecto mantengo el optimismo, ya que los comentarios recibidos han sido casi todos positivos. Aunque, eso sí, la mayoría le encuentran al libro un mismo "defecto": la brevedad de los relatos. Mi habitual tendencia a sintetizar habría jugado en mi contra, pues la recopilación se lee tan fácil y tan deprisa que no llega a paladearse. Más que leerla, estarían engulléndola como una bolsa de pipas. Así que, a partir de ahora, procuraré advertir a todos los lectores para que se dosifiquen el contenido, confiando en que de ese modo la experiencia resulte más satisfactoria.

(fotografía de Helen Levitt)

Aparte, y aunque cada vez soy más supersticioso respecto a hablar de proyectos "en construcción", quisiera tener lista una nueva colección de relatos antes de que acabe el año. Y por acabada me refiero a repasada, corregida y puesta "en limpio", ya que mi idea (o mi ilusión, según quiera verse) es la de encontrar una editorial con la que poder publicarla en el formato tradicional; lo cual, conociendo los tiempos de espera necesarios para obtener una respuesta, significa que los resultados no deberían conocerse hasta el 2016 (como poco). Pero lo cierto es que después de los comentarios recibidos de los "lectores cero", me niego a perder la esperanza de que un editor vuelva a apostar para publicar conmigo en solitario.

Para acabar, sólo una nota breve respecto a "planes en el futuro". Y es que, aunque este año volveré a quedarme con las ganas de conocer el casi mítico ambiente del Celsius 232, tengo la vista puesta en otros dos encuentros a los que espero poder acudir (y quien sabe si hasta podré colaborar): la Semana Gótica de Madrid (ahora casi cita obligada, siendo miembro de ESMATER y NOCTE); y la Hispacon, que se va a celebrar en Granada (aunque aún ignoro en qué fechas). Igualmente, mi experiencia con el curso de escritura del Hotel Kafka (bajo la tutela del inigualable Eloy Tizón) ha hecho que me plantee la posibilidad de cursar alguno de los Máster de Escritura Creativa que comienzan en otoño. Por ver si así acabamos de eliminar las aristas que aún le quedan a mi estilo...

Y ese, a grandes rasgos, es el resumen de estos últimos seis meses. Con un poco de suerte, para Diciembre espero escribir el gemelo de este artículo y confirmar en él que he tenido éxito en todos los proyectos que he comentado. A ver si es verdad...

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