martes, 26 de abril de 2016

De vuelta "al candelabro"

... como diría cierta "celebrity". Y es que la semana pasada recibí la muy grata sorpresa de que uno de mis relatos había sido seleccionado para entrar a formar parte de una nueva antología: Fantasías Populares, organizada por el blog de Giny Valrís, Cuentos de Vaho.

(el diploma que nos hizo llegar la organización a los seleccionados)

Me alegra haber logrado éste éxito, en primer lugar, por volver a recuperar la confianza de cara a seguir presentándome a concursos. Porque, aún teniendo ciertas sospechas sobre cuáles fueron las claves que me dejaron fuera de tantas convocatorias el año pasado, necesitaba un resultado así para confirmar que mi nivel no había decaído. Por otra parte, lo he logrado con un relato cuya extensión está bastante por encima de mi promedio (cerca de 4000 palabras). Y, por último, se trata de una historia de terror contemporánea, de modo que vuelvo a demostrar que no estoy limitado al steampunk o a las ambientaciones decimonónicas (algo que, por otra parte, ya me habían confirmado los lectores beta de la colección de "relatos angustiosos" que estuve puliendo durante el pasado otoño-invierno).

También debo de reconocer que me habría costado tomar parte en la convocatoria, de no ser por el breve curso de escritura que realicé a primeros de año en el Hotel Kafka. Y es que, como "ejercicio final" para el temario de terror, Ismael Biurrún nos había propuesto un relato en torno a las leyendas urbanas (siguiendo algunas de sus indicaciones sobre cómo enfocarlo); de modo que aproveché esa coincidencia para ponerme manos a la obra y matar dos pájaros de un tiro. Y así fue como, al final, logré desarrollar una trama que aprovecha la corriente actual del creepypasta para elaborar un homenaje personal a mi escena favorita del It de Stephen King.


Así pues, espero que pronto aparezca la antología en Lektu y podáis descargaros el libro para leerlo.

Un saludo. 

martes, 19 de abril de 2016

Cuentos Dispersos (I)

Tal y como anuncié en el último artículo de Marzo, este mes sirve para dar inicio a una nueva "sección fija" en el blog, que hereda el planteamiento de los artículos en los que estuve comentando los relatos de Ni colorín, ni colorado: hablar de forma pormenorizada sobre las fuentes de inspiración y el proceso de redacción de uno de los cuentos que he publicado en el pasado.

La razón principal de esta sección es la de complementar a mi página oficial en Facebook, ya que ahí estoy recuperando una serie de relatos que se publicaron años atrás en revistas, webs o recopilatorios, pero que nunca había "diseccionado" con la misma profundidad que lo hice en Cuentos Cuánticos. De esta manera espero ofreceros textos que desconocíais y, de paso, explicaros qué locuras estaban pasando por mi cabeza mientras los escribía. Un ejercicio que también me va a obligar a hacer memoria, ya que unos cuantos de esos textos son fruto de la inspiración del momento...

Y una vez puestos en situación, creo que es el momento de inaugurar de forma definitiva la sección (Para aquellos que no habéis leído los relatos, os recomiendo que pulséis sobre el título del cuento para seguir al enlace y le dediquéis unos minutos antes de pasar al comentario).


Publicado en el foro Abretelibro! allá por 2009, este relato nació como fruto de mi admiración por Terry Pratchett, a quien estaba leyendo casi de forma intensiva por aquel entonces, y muy en concreto por el personaje de Muerte. Por el contenido del texto, es probable que  ya hubiese leído Mort, y cualquier conocedor del Mundodisco podrá ver que la mayoría de elementos de su universo están presentes en los pocos párrafos que componen el relato. La inspiración para su escritura, como no, se encuentra en una anécdota cómica: la degustación de unos dulces traídos por unos amigos de su viaje a China y cómo, al meterme uno en la boca, solo pude pensar que habían sido cocinados por alguien que no sabía realmente en qué consistía la repostería. Eso me acabaría llevando al chiste recurrente de Pratchett sobre la Muerte y su fascinación por los seres humanos y sus costumbres, y esa idea me empujó a elucubrar sobre lo que podría ocurrir si el peculiar personaje de Mundodisco decidiera probar suerte con la repostería. Una forma sencilla de enlazar la escritura con otra de mis aficiones (o vicios, no lo tendría claro).

De todo el proceso de escritura, el más duro sin lugar a dudas fue conseguir acercarme al estilo literario de Terry Pratchett. Aunque me gusta el humor británico, y disfruto muchísimo con los juegos de palabras y los chistes que aparecen en los libros de Mundodisco, imitar una forma de escribir tan particular es muy complicado. Aparte de lo frustrante que puede ser la comedia: lo que a ti te hace mucha gracia mientras escribes, no siempre tiene por qué resultarle igual de hilarante al lector. De hecho, éste es uno de los pocos relatos en los que me he atrevido jamás con este género (a excepción de cierta novela, escrita hace más de veinte años, que quizás algún día me atreva a desempolvar y pulir). Aún así, considero que las bromas del cuento se acercan bastante al modo en que podría haberlo desarrollado Pratchett (y los amigos que leyeron el relato por aquel entonces no le pusieron demasiadas pegas).

En cualquier caso, y sin creer que haya podido alcanzar la genialidad del maestro, Muertelillos es un relato del que siempre me he sentido satisfecho. Tanto por la dificultad de homenajear de forma convincente un universo así de rico, como por las sonrisas que me siguen arrancando algunos de los fragmentos cada vez que vuelvo a releerlo. Y, por otra parte, constituye un buen ejemplo de esta tendencia mía a homenajear de vez en cuando a otros autores que admiro.

Y eso es todo. En próximos meses seguiré comentando el resto de relatos que siga publicando en la página oficial. Así que, si no la seguís aún, os animo a hacerlo e ir leyéndolos. 

Un saludo.

viernes, 1 de abril de 2016

Entresijos Editoriales: Juan Angel Laguna (Saco de Huesos)

Después del breve parón de Marzo, vuelven las entrevistas al blog para abrir el nuevo mes. En este caso, con todo un personaje del fandom del terror: Juan Ángel Laguna, editor de Saco de Huesos y que entre sus muchos méritos tiene el de haber dirigido a la Asociación NOCTE de Escritores de Terror durante largo tiempo. Y es que además de un estupendo autor de terror, Juan ha ayudado a que muchos otros aficionados al género pudieran dar sus primeros pasos en el mundo editorial gracias a él y a la editorial que ayudó a levantar.


1. Defínete como lector/a. Gustos, influencias...
Soy un lector errático y desordenado. Sucumbo a cantos de sirena de todo tipo: novela, relato, poesía, cómic, ensayo... ¡incluso manuales de rol! Y sin distinguir demasiado por idioma (me apaño con el italiano, el inglés, el francés y, en mucha menor medida, el portugués). Eso sí, me gusta acabar los libros que empiezo, por lo que últimamente intento afinar más las elecciones. Solo con los manuscritos de la editorial soy más inflexible: esos van por orden de llegada.

En cuanto a gustos, prácticamente de todo, aunque tengo debilidad por las historias de terror atmosférico y corte quizás algo clásico y los cómics de espada y brujería.

2. ¿Qué te empujó a crear un sello editorial?
Como se suele decir, una cosa llevó a la otra... En la difunta OcioJoven nos juntamos unos cuantos escritores con talento y muchas ganas de hacer algo y publicamos por nuestra cuenta y riesgo El desván de los cuervos solitarios, la primera antología fosca denominada como tal. La experiencia fue divertida y me permitió abordar otros aspectos de la creación literaria más indirectos, como son la selección, la corrección de estilo, la edición... También, a medida que conocía a más y más autores nacionales, constataba que teníamos una cantera muy interesante y que se enfrentaba a pocas opciones de publicación. De esta conjunción nació Calabazas en el Trastero. Y como el experimento salió bien, tras el segundo número pusimos en marcha el sello editorial: Saco de huesos.

3. Autopublicación, piratería... ¿No es un momento arriesgado para embarcarse en esta aventura?
Lo que hace malo este momento, en realidad, es la propia crisis. Las empresas de autopublicación no son competencia para los editores tradicionales porque sus clientes son distintos: los primeros buscan autores que paguen y los segundos lectores que compren.

En cuanto a la piratería... ese es un tema más complejo y solo la punta del iceberg de todo lo que falla en el sistema productivo (no solo editorial). Tenemos una economía basada en el consumo, pero desde un punto de vista meramente material vamos hacia el colapso, por un lado por aspectos medioambientales y por otro, por el propio sistema de producción, que premia la gran escala y el abaratamiento de costes salvo excepciones. Personalmente, creo que a un sello pequeño no lo ahoga que haya piratería digital; al menos, no tanto como que haya conglomerados editoriales vendiendo libros en supermercados como si fueran sacos de patatas o el no poder permitirte distribución convencional porque no puedes seguir el ritmo de novedades que exige.

En Saco de huesos hemos optado por la small press. De entrada renuncias a que el sello funcione como medio de vida, al menos a medio plazo, pero a cambio puedes dedicar más tiempo a la edición, a cuidar el libro. Es una perspectiva romántica, sin duda, pero es que el sector editorial, si eres pez pequeño, no te deja muchas más opciones.

4. También se dice que hay demasiados escritores y demasiados pocos lectores...
Los escritores son también lectores y, por lo general (no siempre), leen más libros de los que escriben. Aun así, sí que es cierto que hay mucha oferta lectora, pero el problema no viene tanto de que exista esta oferta, que en sí es positiva (mejor tener más donde elegir), sino de que, al tratar el libro como un producto de mercado más, su valor económico es reducido. Esto hace que poder vivir de escribir sea muy difícil, porque hace falta una cantidad de lectores anual muy grande, tanta que solo sellos muy importantes pueden conseguirla... y a estos les viene mejor concentrar sus esfuerzos en bestsellers. Es decir, que hay poco tejido editorial para los autores intermedios y la posición de estos es precaria.

Por eso, a mi parecer, la reflexión está mal planteada: no hay muchos escritores. Que haya mucha gente escribiendo es una buena noticia. El problema es que hay poca infraestructura para esos escritores, por lo que no pueden desarrollar su labor de un modo profesional, o semiprofesional, hasta que dan un pelotazo. Y, a veces, ni siquiera. No nos engañemos: si hubiera la mitad de escritores, incluso una cuarta parte, seguiría habiendo “demasiados” para la perspectiva del mercado. El tema es que, cuando hablamos de cultura, la sobreproducción no debería ni considerarse tal.

5. Lectores, escritores, editores... ¿Cuánta influencia tienen a la hora de «poner de moda» cierto género?
No sabría decir. Por aventurar algo, creo que, a día de hoy, las modas se marcan de un modo más global y que en buena medida bailamos al ritmo de la industria audiovisual (cine, televisión, videojuegos) americana, aunque en algunos sectores haya otros focos que sirvan de contrapunto, como Japón o Europa. En ese sentido, la publicidad marca pautas insoslayables. Ahora ha vuelto StarWars y está en todos lados, desde el servicio de correos francés a los cereales. La narrativa de la franquicia va a crecer, sin duda, y con suerte otras obras de space opera disfrutarán del efecto arrastre.
Sí que hay ocasiones donde parece que la chispa prende en otros estratos, como pasó con La sombra del viento de Zafón o las conspiranoias de El Código DaVinci, pero llega un momento en el que para que la tendencia pase a ser moda propiamente dicha tienen que ponerse en marcha engranajes más grandes.

6. Para publicar en tu sello... ¿Cuentos o novela?
Publicamos tanto relatos como novelas. Y también microrrelatos, cómics, librojuegos, juegos de rol y cualquier otra forma de narrativa escrita. Tenemos en catálogo hasta un refranero. Es una de las ventajas del small press: no estamos sujetos a la tiranía de los formatos que mejor venden. Podemos permitirnos apostar por el contenido más que por el continente.


7. ¿Qué buscas en un manuscrito a la hora de valorarlo?
Voz propia. Y, cuando ejerzo de editor, no pretendo siquiera que esté en sintonía con mis gustos más acérrimos. Cuando leo los manuscritos que nos presentan busco decirme “esto no lo hubiera escrito yo”. Me pueden ganar por calidad pura y dura, claro, pero también, y esto es muy importante, por enfoque. Creo que en este mundo saturado cada libro debería tener su propia alma.

Me entristecen las cartas de presentación que te dicen esto se va a vender bien porque tal cosa tiene tirón, porque ahora molan los vampiros o porque al público le gustan los thrillers erótico dinámicos, como si solo aspirasen a hacer más de lo que ya está en marcha. Sobre todo es triste que nos manden cartas así a Saco de huesos. Hay que tener un profundo desconocimiento del sector para entrar en consideraciones de este tipo cuando llamas a la puerta de un sello de small press. Si en Saco de huesos hubiéramos publicado La sombra del viento, no se hubiera convertido en un fenómeno internacional. Es duro decirlo, pero es lo que hay. Ojalá llegue a cambiar esta sentencia.

8. ¿Cuál es el principal error que cometen los autores al enviar manuscritos?
No saber a dónde los mandan. A veces nos llega un email con una novela histórica que han mandado en copia abierta también a Valdemar, Edhasa, Autoediciones Paco y veinte sellos más. Y, bueno, mola verte en el mismo saco que Valdemar (aunque ellos tampoco publiquen novelas históricas) y Edhasa, pero cualquiera debería saber que no nos dedicamos a lo mismo. Si ya no distinguimos una empresa de autoedición de un sello internacional, apaga y vámonos.

Lo primero que tendría que hacer un escritor es mirar quién publica los libros que le gustan, al lado de quién le gustaría verse en una estantería. Y luego ponerse a trabajar para que su novela, antología o lo que sea no desentone junto a esos libros. Ese es un trabajo arduo, por supuesto, y a veces no se puede hacer en solitario.

9. ¿Cuál es el libro del que estás más satisfech@?
Como editor, quizás sea Alimañas, una novela corta de Óscar Pérez Varela ilustrada por Jean Gilbert Capietto. Es el proyecto en el que más activamente he participado, creo. Cuando nos llegó el manuscrito nos encantó: era extraño, tenía fuerza, mensaje, una estructura peculiar... y unos cuantos dibujos a boli que le daban mucho encanto pero que estaban hechos a vuelapluma de cualquier manera. La propia maqueta del archivo, quizás descuadrada por mi ordenador, era una aberración no-euclidiana de estas que tanto gustaban a Lovecraft. Así que decidimos publicarla, pero buscando un ilustrador para recrear el espíritu de esos dibujos de un modo más profesional. Jean, con quien ya había trabajado un par de veces, fue mi primera opción y, a decir de Óscar, acerté de pleno.

Luego, fue un libro entretenido de maquetar, porque quería que hubiera un auténtico diálogo entre la ilustraciones y los textos. El resultado es una obra con mucho carácter propio en la que he podido aportar algo.

10. ¿Un/a autor/a que te haya hecho ilusión publicar, o quien te gustaría trabajar?
Con todos me ha hecho ilusión trabajar, aunque los motivos son distintos. Por ejemplo, desde que descubrí al Cruciforme he sido un gran admirador del trabajo de Santiago Eximeno y Pedro Belushi. Contar con ellos en la editorial es algo que me enorgullece. A Ignacio Cid Hermoso le publicamos su primer libro en solitario con el convencimiento de que iba a llegar muy lejos y ahí está con un carrerón imparable. La relación, además, ha sido magnífica con todos ellos y eso que tenemos poco que ofrecer. Me cuesta, de hecho, morderme los dedos y no contar más anécdotas, pero es que no acabaría.

Por otro lado, hay mucha gente con la que me gustaría trabajar pero preferiría no hacerlo, aunque suene horrible: Saco de huesos surgió para cubrir un hueco que, por desgracia, sigue ahí. Los autores de calidad que tenemos no encuentran casi tejido editorial para publicar en condiciones, sobre todo si se dedican al terror. Ahora que Valdemar ha abierto su línea Insomnia, que Fantascy también ha fichado a algunos autores y que sellos como Tyrannosaurus Books están saltando a nivel nacional llegan posibilidades, pero esto sigue siendo un páramo. Eso es lo que explica que un sello como el nuestro, que prácticamente no tiene difusión, esté publicando lo que estamos publicando. Hemos llegado a recibir como manuscritos obras que han sido finalistas del Planeta, y no solo una vez. La anécdota sería graciosa si no pusiese de manifiesto lo precario que está el panorama.

11. Un proyecto del que puedas hablar...
Tenemos varios en marcha, pero los más inminentes son What's up, Doom?, una novela humorística de Martin Sinister ilustrada por Pedro Belushi, y Walpurgis, el retrojuego de rol de fantaterror de los '60 y '70 realizado por Víctor Conde, que, como todo proyecto creativo que se precie, parece estar maldito: debería haber sido publicado hace más de un año y todavía estamos batallando con mil imprevistos.

12. Recomiéndanos una lectura (que no sea de tu editorial).
Alma y el poeta, de José María Tamparillas, una delicia publicada por Dissident Tales con ilustraciones fotográficas de Marifé Castejón. En general, las ediciones de la editorial son una pasada, pero en este caso el resultado es de orfebrería. La mezcla de terror, costumbrismo dislocado y filtro de novela negra dan algo único.