martes, 28 de junio de 2016

Cuentos Dispersos (III)

Hoy, el repaso a la inspiración y el proceso de escritura de los relatos que estoy publicando en Facebook se encarga de uno de los primeros cuentos que escribí tras decidir que mi talento artístico debía centrarse en la literatura.

MALDITO PRIMER VIAJE (recuerda que, si no has leído el relato, puedes acceder a él haciendo click en el título)

Este relato nació gracias a un grupo de aficionados a la creación literaria, al cual me uní en los primeros años de pertenencia a Mensa, y que acabé administrando durante una época. En aquel momento se daba la circunstancia de que no era un grupo muy activo, de modo que organicé convocatorias periódicas de relatos cortos que debían versar en torno a un tema prefijado; un sistema que a mí me gusta (quienes me sigan en Facebook ya deben de saberlo), porque suele obligarme a hacer eso que se recomienda en los cursos de escritura: salir de la zona de confort. Y, para el caso que nos ocupa, el tema sobre el cual debíamos inspirarnos era "el primer viaje".

Hace ya bastantes años que lo escribí, y no puedo recordar qué fue exactamente lo que me empujó a idear una trama así; aunque, por otro lado, tengo claro que pensé "este tema va a inspirar historias felices, de tintes melancólicos. Tengo que evitar eso para destacar". Así que me propuse imaginar el peor decorado de un primer viaje que me fuera posible. Y creo que lo conseguí. De hecho, pensando en ello ahora, no sé si habría leído ya La carretera, porque esa podría ser una fuente plausible.

En cualquier caso, la idea final surgió con mucha fuerza, puesto que se convirtió en uno de esos relatos que se escriben "de una sentada"; gracias, sobre todo, a que las imágenes y los sentimientos que deseaba transmitir estaban muy claros en mi cabeza: la desesperación y el dolor por el amor perdido, el momento de caos, y la visión del mar. Porque, eso sí, estoy seguro de que intenté recrear las sensaciones de mi primera vez al ver el mar (debía de tener diez o once años, y sólo lo conocía por la televisión y las fotos), combinadas con escenas de evacuaciones durante la Guerra Civil que habría visto en libros de historia o en algún documental.

A título personal, éste debe ser uno de mis relatos "de primerizo" de los que me siento más orgulloso. No sólo por la intensidad de la historia, si no por servirme como prueba de que podía escribir algo desprovisto de cualquier clase de elemento fantástico, poner el acento en los sentimientos y que el resultado fuese bueno. Con el paso del tiempo, la ficción "a secas" ha ido estando presente más y más en mis escritos, pero no dejo de pensar que éste relato también constituyó un "primer viaje" en mi formación como escritor, enseñándome nuevos caminos sobre los que transitar y dándome confianza para adentrarme en ellos.

Por último, y para saciar la curiosidad de aquellos que puedan haberse quedado con ganas de saberlo, terminará diciendo que el relato fue escogido como el mejor de su convocatoria, mereciendo con ese premio el ser publicado en la revista de la asociación. Dándome de paso ánimos para seguir probando suerte con otros concursos literarios.

Y eso es todo. Hasta pronto y espero que hayáis disfrutado de este artículo. Un saludo.

jueves, 23 de junio de 2016

"La entrega" de Dennis Lehane

Aunque soy muy fan de las historias detectivescas y las tramas de suspense, nunca he sido un gran lector de novela negra. Supongo que se debe a que, cuando era un crío y disponía del tiempo para leer todo lo que quería, no acabé de conectar con ese tipo de personajes sucio y cargado de vicios que me proponían: me quedé con los anti-héroes de la ci-fi y la fantasía, dejando de lado a los Sam Spade y Philip Marlowe... y perdiéndome de paso algunas historias grandiosas, lo reconozco.

Valga todo lo anterior para aclarar mi sorpresa y pesar por no haber entrado antes en contacto con uno de los grandes maestros del género en esta época: Dennis Lehane. De hecho, mi interés por su obra surgió tras ver la adaptación cinematográfica de la novela de la que voy a hablar, y que me había sorprendido muy gratamente. De hecho, esta novela es el resultado de extender un relato para convertirlo en un guión cinematográfico. Y con una gran efectividad.

Ambientada en el Boston de principios del siglo XXI, La entrega es un historia barriobajera; de personas que sólo aspiran a seguir adelante conviviendo con su pasado, y otros que aún sueñan con despertarse en ese futuro que se imaginaron muchos años atrás, y se ven en la necesidad de aprovechar lo que creen que es su última oportunidad de "coger el tren a la gran vida". El problema es que los billetes de ese expreso se suelen pagar con sangre, y enseguida se acaba buscando a terceros que sirvan de moneda de cambio. 

En el bando de los "conformistas" tenemos al personaje principal, Bob Saginowski: un tipo criado por unos padres muy mayores en un ambiente católico, cuya vida se reduce a ir de su casa al bar del primo Marv a servir de camarero. Sin embargo, su monótona existencia se verá modificada el día que encuentra un cachorro herido en el cubo de la basura de una desconocida: Nadia, una chica con un pasado errático y dolorido que ya sólo desea una vida monótona como la de Bob.

El bando de los "inconformistas" está liderado por el Primo Marv; familiar de Bob, antiguo pandillero aficionado al trapicheo, y gerente de un bar cuyo control debió entregar a la mafia chechena nueve años atras (rendición que le amarga día a día). Después tenemos al Detective Torres, incapaz de controlar su afición al alcohol ni de ser fiel a su mujer, cuya carrera parece estancada en el departamento de robos y que desearía resolver un caso que le ayudase a salir de ese agujero profesional. El último miembro de este grupo sería Eric Deeds, ex-presidiario, ex-novio de Nadia, violento e impredecible, que también tiene en mente un gran plan con el que conseguir lo que desea.


Como ya he dicho, el personaje principal de La entrega es Bob. Aunque el narrador nos lleva en ocasiones a conocer la vida del primo Marv, el detective Torres o Eric, la mayor parte del tiempo la vivimos junto a Bob. Escuchando sus pensamientos y viendo cómo se las apaña para cumplir la máxima del barrio de East Buckingham: no te involucres. Mantén la boca cerrada. Por eso, el encuentro con el cachorro herido y con Nadia suponen un enorme cambio en su anodina rutina diaria, pues le harán romper con el aislamiento social al que le ha conducido ese "no involucrarse" en los problemas de los demás. Por otra parte, la situación de Bob y Marv se verá comprometida tras sufrir un atraco en el bar. De pronto se convierten en sospechosos para sus jefes chechenos que, para poner a prueba la lealtad de ambos, les encargan "la entrega": recoger todas las apuestas ilegales de la ciudad para la noche de la Super Bowl. Una tarea que se puede ver incomodada por el súbito interés del detective Torres en el bar y en un antiguo crimen vinculado a ese lugar. Y por si fuera poco, Eric Deeds se añade a esta combinación para agitar aún más el remansado espacio por el que se estaba dejando llevar Bob Saginowki; obligándole a hacer lo necesario para conservar la calma en su vida.

Resulta muy complicado hablar del desenlace sin caer en el pecado de adelantar hechos, pero baste decir que La entrega cumple con los principios de la novela negra: no hay una escena final iluminada por un arco iris esperando a ninguno de sus personajes. A lo máximo a lo que pueden aspirar es a conservar la vida en la última página, quizás incluso a sentirse algo mejor con ellos mismos... Pero ese es un premio que no van a alcanzar todos. Aunque al lector puede que llegue asomarle una sonrisa de tranquilidad al llegar al punto final.

viernes, 3 de junio de 2016

"El Castillo Ambulante" de Diana Wynne Jones

Como aficionado a la filmografía de Hayao Miyazaki, me resulta complicado plantear esta reseña sin tener también en mente la estupenda película de animación que realizó el Estudio Ghibli en 2005. De hecho, durante la lectura del libro no puede evitar el hacer comparaciones con la historia que yo recordaba del cine. Sin embargo, y aunque ambas versiones comparten gran parte de la trama central, fue un placer descubrir que las variaciones entre una y otra añaden un elemento de sorpresa muy beneficioso a la experiencia.

La base de El Castillo Ambulante es muy sencilla (como corresponde a la novela juvenil que es): Sophie es una joven con una vida un tanto gris, que trabaja haciendo sombreros en la tienda de su difunto padre. Hasta el día en que la Bruja del Páramo se presenta allí y le lanza una maldición que la convierte en una anciana. Eso la lleva a abandonarlo todo y a toparse con el Castillo Ambulante que da título al libro: la peculiar residencia del temible mago Howl, del que dicen que seduce doncellas para devorar sus corazones.

Se suele decir que hay libros cuyas primeras frases nos cautivan para seguir leyendo. En el caso del libro de Wynne Jones, nos dibuja una sonrisa y crea la necesaria empatía con la protagonista para el resto de la narración, con un párrafo inicial que tiene un poco del Mundodisco de Pratchett o de Neil Gaiman:

En el país de Ingary, donde existen cosas tales como las botas de siete leguas y las capas de invisibilidad, ser el mayor de tres hermanos es tener mala pata. Todo el mundo sabe que serás el primero en fracasar, y de la peor forma, si los tres salís en busca de fortuna.
Sophie Hater era la mayor de tres hermanas. Ni siquiera era la hija de un pobre leñador, lo que le habría proporcionado alguna posibilidad de éxito.

Ciertamente, la Sophie que conocemos al inicio del libro está resignada a pensar en pequeños logros. A que sean sus hermanas menores, Lettie y Martha, quienes consigan grandes cosas. Pero eso sólo significa que no aspira a logros deslumbrantes, no que sea una pusilánime. Y quien conozca las películas de Miyazaki, ya sabrá que sus protagonistas suelen tener personajes con la capacidad de enfrentar cualquier desafío que se le plantee. En el caso de Sophie, esa conducta apocada se verá sacudida al recibir la maldición de la Bruja del Páramo: incapaz de permanecer en su hogar con el aspecto de una vieja decrépita, y temiendo que eso le cause un trauma a su madrastra, se marcha con la esperanza de que Lettie pueda ofrecerle una solución, ya que su hermana está siendo adiestrada en la magia (aunque luego descubriremos que la propia Sophie dispone de un talento natural para hacer magia). En ese viaje será en el que se encuentre con el Castillo Ambulante y acabe por conocer al misterioso y aterrador mago Howl en persona.


La trama principal de la historia se forja en este momento. Sophie no puede revelar a nadie que está encantada, pero Calcifer, el demonio de fuego que sirve a Howl, puede ver a través del encantamiento y le promete acabar con la maldición si ella le ayuda a romper el contrato que le une al mago. Y, a partir de entonces, la pobre Sophie ejercerá de ama de llaves sobre la caótica población del Castillo Ambulante, al tiempo que intenta desentrañar el misterio que rodea a su temido propietario.

Por suerte para Sophie, la maldición la ha vuelto más osada y desvergonzada. Al fin y al cabo ¿qué podría ocurrirle, que fuera peor de lo que ya está sufriendo? Y así vamos asistiendo a un cómico duelo de caracteres, entre la pulcra y moralista Sophie y el caprichoso e indolente mago Howl, con Calcifer y el aprendiz del mago, Michael, como sufridores testigos. De este modo descubriremos las múltiples identidades secretas del mago, su continua tendencia a ejercer de Don Juan, el miedo que está detrás de la verdadera razón para llevar el castillo de un lado a otro, y la cantidad de problemas adicionales de los que también intenta huir.

Para los que llegamos al libro después de conocer la película, son pocas las diferencias sustanciales que podemos encontrar. Sin embargo, hacia la mitad del libro se nos revela un dato sorprendente: que Howl, en realidad, proviene de un lugar muy distinto al de esos reinos de fantasía; de otro mundo, que es posible que le arranque una sonrisa a los lectores y que, a los aficionados a Gaiman como un servidor, les hará disfrutar aún más de la historia. A lo cual hay que unir las escenas en las que la propia Sophie realiza la muy peculiar forma de magia de que es capaz.

Por otra parte, la novela carece de uno de los detalles principales que da sentido a la película: el espíritu anti belicista. El Howl del libro tiene un desinterés egoísta por la guerra (que apenas tiene un papel secundario en la narración), estando mucho más centrado en rehuir las obligaciones que le supondrían participar en el conflicto y en escapar a la persecución de la Bruja del Páramo. En ese aspecto, la novela resulta más modesta; pronto vemos que las tiranteces y duelos verbales entre Sophie y Howl derivan hacia riñas propias de quienes siente algo más profundo que la amistad. Detalles que van buscando el "happy end" a esta comedia romántica en un mundo de fantasía.

En cualquier caso, y pese a esas diferencias, es fácil imaginar a algún lector del libro recomendandoselo a Miyazaki. Al fin y al cabo, y como he dicho al principio, sus trescientas páginas pueden proporcionar un muy buen rato de diversión a cualquier lector a partir de quince años. Y quien se quede con ganas de más puede probar suerte con los otros dos libros que cierran la serie: El castillo en el aire y La casa de los mil pasillos