miércoles, 7 de junio de 2017

"La Tierra Larga" de Stephen Baxter y Terry Pratchett

Reconozco que, para alguien que se considera un fiel seguidor de la obra de Terry Pratchett, fue un poco vergonzoso descubrir que la saga de La Tierra Larga me había pasado inadvertida. En mi defensa, diré que el hecho de estar escrito a dos manos con Stephen Baxter (autor de ciencia ficción que no conocía) debió de colaborar bastante a que no le prestara la debida atención a las reseñas que se hayan hecho, amén de que el tono de este primer tomo de la saga no responde al habitual estilo paródico del creador de Mundodisco (algo que en otras colaboraciones, como Buenos Presagios, era más notable). De hecho, estoy bastante seguro de que el grueso de la escritura debe pertenecer a Baxter, y que Pratchett tuvo una intervención menor en la redacción del texto (aunque los elementos más disparatados de este universo, de seguro que le reconocerán la paternidad).


La tierra larga es, sobre todo, ciencia-ficción clásica: una especulación inspirada por una teoría científica (en esta caso la teoría de cuerdas y los universos paralelos), aderezada por una aventura que obliga al lector a seguir leyendo página tras página. En este caso, la propuesta que nos hacen es ¿qué pasaría si la humanidad tuviera acceso a todas las versiones alternativas de la Tierra que conocemos? A todas y cada una de las tierras que la humanidad no ha conocido porque la evolución, los desastres naturales y el variado desarrollo climatológico/geológico de cada versión del planeta siguieron caminos muy distintos a los "históricos". En ese aspecto, el resultado de la especulación es muy interesante a varios niveles. Y el primer toque "pratchettiano" se aprecia aquí, pues el aparato que va a permitir a los humanos alcanzar esos mundos es la cruzadora: un invento cuya fuente de energía consiste en... una patata. Un detalle estrafalario que la propia novela se encarga de convertir en lógico, cuando pasa a elucubrar sobre especies capaces de moverse de un universo a otro de forma natural.

(el plano de construcción de la cruzadora)

El protagonista principal de la novela es Joshua Valienté; un muchacho huérfano, criado por unas monjas bastante peculiares, cuya vida va a dar un vuelco radical el día que los planos de las cruzadoras empiezan a circular por internet. Su enorme capacidad para desenvolverse en esos nuevos mundos donde la tecnología del siglo XX es inútil (haciendo uso de una lógica que, a los lectores de la serie El éxodo de los Gnomos, les resultará familiar) acabará por convertirle en el explorador más famoso de la Tierra larga. Y eso hará que le ofrezcan participar en una osada expedición hacia los confines de los universos paralelos, a través de la cual se nos irán presentando infinidad de tierras "que no fueron" en nuestra línea histórica pero "pudieron haber sido". Un juego en el que los autores fantasean con la evolución de las especies, las eras climatológicas y hasta las colisiones de meteoritos, recordándonos así lo único que es nuestro mundo. Eso sí, sobre los compañeros de viaje de Joshua prefiero no decir mucho, pero creo que han creado a uno de los personajes más simpáticos de la ciencia-ficción.

Por otra parte, también se exploran las consecuencias sociales de este descubrimiento a través de las líneas argumentales de Mónica Jansson, agente de policía que nos sirve de testigo de los cambios que sirve nuestra Tierra (renombrada como Tierra Datum tras "el día del cruce") cuando gran parte de la humanidad decide lanzarse a la aventura de colonizar esos nuevos mundos. Y gracias a los ojos de la joven Helen Green, participamos del azaroso viaje de uno de esos grupos de "nuevos peregrinos", hacia su edén paralelo.

El problema obvio, al tratarse de una saga (de cinco libros), es que este volumen funciona como uno de esos viejos coches de juguete de los que se tiraba hacia atrás para que luego echase a andar solo. Todas las piezas de la trama se están moviendo hacia el punto de accionamiento del resorte... dejándonos ante un cliffhanger de dimensiones apocalípticas (no en vano el título del siguiente libro, La guerra larga, nos da una pista sobre el posible devenir de los hechos). Pero si eres aficionado a esta clase de ciencia-ficción, (y a Terry Pratchett) mi recomendación es que le des una oportunidad.